Cinque Terre, Italia

 La región de las Cinque Terre, declarada Patrimonio de la Humanidad, es conocida por su paisaje natural y por albergar algunos de los pueblos más bonitos de Italia. Las cinco aldeas que le dan nombre (Monterosso , Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore) se distinguen por su peculiar entramado de calles y sus coloridas casas, ubicadas en acantilados junto al mar.

Cinque Terre es la zonal del litoral de Liguria que abarca desde Punta Mesco hasta Punta di Montenero.

Monterosso al Mare

Monterosso al Mare, con casi 1.500 habitantes, es la localidad más poblada de las Cinque Terre. Este pueblo no tiene la típica panorámica espectacular de casas coloridas amontonadas en la montaña, pero hay varios buenos motivos para visitarlo. En primer lugar, es el que tiene, con diferencia, las playas de arena más largas.

En segundo lugar, conserva muy bien su casco antiguo, que alberga varios monumentos interesantes, como la Iglesia San Giovanni Battista (s. XIII), el Oratorio dei Neri o el Convento de los Capuchinos (s. XVI).

Vernazza

Continuando hacia el sur os encontraréis con Vernazza, para muchos el pueblo más bonito de las Cinque Terre. Sus coloridas casas y sus callejuelas se arremolinan en torno a una pequeña península rocosa cuya mejor panorámica se obtiene desde el Sentiero Azzurro (Sendero Azul). Desde la céntrica Via Roma hay que ascender unos 25 minutos para llegar al mirador más popular.

Corniglia

3 km al sur de Vernazza se encuentra Corniglia, el pueblo más pequeño y más especial de las Cinque Terre. ¿El motivo? Es el único de los cinco que no tiene puerto y que no se encuentra a pie de mar, sino encaramado sobre un desfiladero de unos 100 metros.

Manarola

Seguimos hacia el sur para llegar a Manarola. Desde la estación hay que caminar por un túnel para acceder al pueblo. Una vez allí os recomendamos ir calle abajo hasta el mar y continuar a mano derecha por el camino que lleva a su espectacular mirador.

Riomaggiore

Riomaggiore, el último de los cinco pueblos en dirección sur, es quizá el más escarpado de todos. Sus calles suben y bajan a ambos lados de la Via Colombo y es difícil encontrar una buena perspectiva del conjunto. De hecho, las mejores vistas se obtienen a pie de mar, desde el diminuto puerto pesquero y el rompeolas.